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La piel interior de la construcción

presentación
La arquitectura busca realizar generalmente un espacio protegido, un cobijo, un espacio interior. Una vez realizada la capa protectora, definir el acabado interior de lo construido es una tarea compleja, no solo desde el aspecto técnico sino porque constituye la piel de la construcción que va a estar en contacto directo con el usuario y, por lo tanto, entran en juego tanto las sensibilidades individuales como las herencias culturales e históricas.
Seguramente es el pavimento el elemento al que desde antiguo se prestaba más atención por precisar mayores exigencias técnicas, ya que sufría un mayor grado de uso, pero además se daban factores culturales que determinaban la elección del material: la cerámica no solo ofrece una superficie más fresca, idónea para climas meridionales, sino que resiste mejor el uso de aceites en la cocina, y esta misma resistencia permite la entrada en el hogar calzado, costumbre que en países más fríos habituados al uso de tarima es infrecuente.
Más libertad a la hora de la elección de un acabado se da en las paredes, que presentan su mayor exigencia técnica cuando entran en contacto con el agua o las instalaciones; campo en el que la oferta del mercado se ha enriquecido de manera especial en la última década con nuevos materiales hidrófugos, con múltiples sistemas para incorporar de una manera limpia y practicable los conductos que alojan el cableado o la fontanería, etc. De igual manera, los techos, a los que hasta mediados del siglo XX se prestaba muy poca atención, protagonizan en gran medida las soluciones de los espacios de trabajo, al alojar las exigentes instalaciones actuales, resolver los requerimientos acústicos y además ofrecer acabados de un alto nivel estético.
El espacio interior ha sido siempre un banco de pruebas para ensayar soluciones que produjeron cambios importantes en la arquitectura. Fue un comienzo para muchos arquitectos, como Loos, Hollein, Pawson o Chipperfield, y un momento cumbre en algunas ocasiones, como las protagonizadas por Brunelleschi, Miguel Ángel u Otto Wagner. En este número de Tectónica no se ha considerado la definición del espacio interior como un hecho analizable de forma independiente al resto de la obra, sino como un elemento totalmente imbricado en ese cuerpo constructivo único, diseñado para responder en cada momento a las necesidades de los usuarios. De este modo se ha abordado el análisis constructivo de los planos que definen nuestro espacio interior, a través de los materiales que los conforman y de sus requerimientos en cuanto a dimensiones, tolerancias, cambios dimensionales, etc. Tales requerimientos determinan sistemas constructivos específicos, que pueden clasificarse a través de sus juntas características, enfoque que define el artículo del arquitecto y profesor de la Escuela de interiores de la UPM, Mariano Martín. A continuación se analizan dos obras de rehabilitación que combinan materiales y acabados originales con revestimientos contemporáneos, pero que proponen un tratamiento de la junta muy distinto. La Cineteca Matadero Madrid, proyectada por Estudio Churtichaga+Quadra-Salcedo, propone una piel de tubos trenzados que conforman una densa trama de juntas abiertas sobre la fábrica original. Por su parte, la Casa Collage en Gerona, de Bosch·Capdeferro, adhiere al paramento existente un nuevo estrato realizado con materiales tradicionales sin junta, como el mortero de cal, o con junta cerrada, como la baldosa hidráulica.
La monografía se cierra con un dossier de productos dedicado a nuevos materiales y sistemas empleados en la ejecución de revestimientos interiores.