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El potencial de la quinta fachada

presentación
Las cubiertas ofrecen un amplísimo abanico de usos y posibilidades que se ha materializado en distintas formas dependiendo de cada momento y lugar, respondiendo de manera eficaz a las condiciones climatológicas a las que se tenía que enfrentar.
Las cubiertas también han sido un espacio propicio para desarrollar estructuras magníficas que, al hilo de la ejecución de pendientes para evacuar las aguas, acababa resolviendo grandes luces y geometrías difíciles, bien por necesidad o bien por la búsqueda de una expresividad asociada al remate del edificio. Frente a la cubierta concebida únicamente para alejar las aguas, estaba la cubierta que podía utilizarse, pisarse, y que recuperaba para nuestro uso el espacio que el edificio ocupa en el terreno.
Una vez sistematizada la posibilidad de pisar la cubierta, ya no iba a ponerse un límite a su uso, y aparecen parques (Gaudí en el parque Güell), instalaciones deportivas, (De la Sota en el colegio Maravillas), pistas de prueba para automóviles (fábrica Lingotto de FIAT), auditorios al aire libre, piscinas, cultivos... El uso determinará una solución específica y un espesor con el que resolver las complejidades constructivas propias de cada solución.
Los recientes cambios producidos en las fachadas por las soluciones multicapa y por un afán de continuidad con la cubierta, han llevado un poco más lejos la transformación de ésta, cuya evolución constructiva es el resultado de una mirada atenta a cómo se resuelve la fachada ventilada: pieles exteriores que dejan pasar el agua, y cámara de aire como colchón térmico. Aplicados en cubierta, los sistemas de revestimiento desarrollados para la fachada ventilada se han mostrado capaces de resolver geometrías con mayor facilidad que los procedimientos habituales, e incluso de mejorar el comportamiento de la propia cubierta, al dotarla de protección solar y ventilación por encima de los materiales que constituyen las capas inferiores.
Las instalaciones en los edificios han ido creciendo a lo largo del siglo XX, y muchos equipos han ido a parar a la cubierta. El recuerdo de las chimeneas de los trasatlánticos, que se habían convertido en referencia de quienes proyectaban las primeras cubiertas planas, facilitaba la colocación de artefactos, que no siempre se cuidaban y que parecían sustituir a los desvanes, aquellos colchones de aire y zona de secado de filtraciones que eran los espacios bajo cubierta tradicionales donde se almacenaban los objetos inservibles. Hoy en día más aparatos están subiendo a la cubierta, desde antenas a captadores solares, obligando a generar redes de conductos y estructuras auxiliares que anidan en las partes altas de los edificios.
Alejados de antiguos dogmatismos sobre la forma de la cubierta, y equipados con los recursos técnicos de proyecto y ejecución que proporciona el mercado actual, hoy parece posible realizar cubiertas concebidas a partir de una libertad formal sin precedentes, capaces de resolver prácticamente cualquier proyecto imaginable de envolvente exterior del edificio.
Las cubiertas dejan de ser entendidas como un espacio sin visibilidad ni utilidad y pasan a ser proyectadas teniendo en cuenta su enorme potencial de riqueza espacial y de uso. Con dicho enfoque se ha planteado el contenido monográfico de este número, compuesto por el ensayo del profesor de construcción José Jurado sobre tipologías y técnicas actuales, y por el análisis constructivo de dos proyectos con soluciones de cubierta inusuales: la Escuela Infantil Fuji en Tokio, de Tezuka Architects, con una cubierta plana concebida como campo de juegos, y el Museo de Historia de La Vendée en Lucs-sur-Boulogne (Francia), proyectado por Plan01, con una cubierta vegetal inclinada que vincula al edificio con su entorno natural.