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Desafío

Cecil Balmond
prólogo
 En la palabra griega techne, la unidad ingeniero-arquitecto describe una fusión de valores de diseño: el diagrama y el cálculo, el concepto y la proporción vistos como ciclos de invención intelectual.
© Arup

Pabellón de la Serpentine Gallery, Londres 2002. Autores Toyo Ito & Associates con Cecil Balmond de Arup.

En la palabra griega techne, la unidad ingeniero-arquitecto describe una fusión de valores de diseño: el diagrama y el cálculo, el concepto y la proporción vistos como ciclos de invención intelectual.
En un principio yo había asumido cierta sumisión a la ingeniería, como una ciencia que hacía posible la construcción de edificios. Me gustaba lidiar con sus precisiones, como si tuviera rayos X para penetrar ecuaciones y cifras. Luego empecé a preguntarme qué eran esas retículas regulares de cuadrados y rectángulos cerrados; ¿eran contenedores de un espacio vacío inanimado?
Volvía a mirar. Ya no creía en esta restricción.
Encontré respuestas en matemáticos griegos arcaicos, en sus reglas de proporción que conducían a sub-unidades y super-unidades y en su sucesión de órdenes tendentes al equilibrio interno. Su noción de symetria, un concepto de vitalidad a través de ritmos medidos y concurrentes, se mantuvo en la idea contemporánea de la complejidad como un patrón desplegado, simultáneo y auto-similar. Fascinado por la aritmética y la geometría, estudié las modernas inestabilidades de la matemática, donde los principios de incertidumbre y las geometrías fractales estaban abriendo nuevos mundos. La teoría del caos producía estructuras de una belleza imposible. ¿Podía semejante animación ser aplicada a la ciencia de la construcción, una geometría vaga o itinerante capaz de producir formas?
La geometría nunca se menciona en el proceso normal de diseño de los edificios; se da por sentado como un sistema de formas limitadas aisladas. La apariencia y exterioridad parece ser lo único que importa –no tiene sentido la interiorización o el trabajo a partir de una base teórica formal para alcanzar una configuración; symetria se ha convertido en no-especulación. El espacio queda vacío y estéril, atrapado en contenedores rígidos. Como un mal necesario en la lógica cartesiana, los pilares se colocan en tristes tramas regulares. Se asume la estructura como una reducción y una regulación.
Las estructuras son mucho más que estrictas vigas y pilares. Los forjados pueden plegarse y actuar como líneas verticales resistentes, las vigas pueden bifurcarse y cambiar de forma, los pilares pueden servir de vigas. Los ingredientes están ahí para que las formas evolucionen de modo fascinante. El desafío está en estructurar la nueva disciplina desde este nuevo examen del espacio.
Hoy los ordenadores abren una puerta y proporcionan una libertad de exploración capaz de aturdir donde cualquier resultado es posible. Pero estas nuevas formas y manchas tan de moda no son más que fachada si se apoyan en una construcción estándar de vigas y pilares. Para crear un sistema integral de formas libres es necesario aplicar nuevos métodos de configuración que tenga su origen en puntos de partida flexibles. En vez de línea, superficie; en vez de apoyos equidistantes, dispersos; en vez de centro fijo, un lugar móvil; y en vez de puntos, zonas1.

Cecil Balmond*, Londres, enero 2002

* Cecil Balmond ha trabajado en Ove Arup and Partners durante treinta años, participando activamente en la solución estructural de muchos proyectos de repercusión mundial.

1. Extracto de la Introducción para el libro Informal de Cecil Balmond con Januzzi Smith. Prestel Verlag, Munich 2002.