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Una construcción optimizada

presentación
La industrialización y la serialización de los procesos constructivos tienen una larga historia. Los romanos ya producían piezas seriadas que transportaban de un extremo a otro del Imperio, pero será en los siglos XIX y XX cuando la prefabricación de elementos constructivos alcance un desarrollo de gran trascendencia, en gran medida de la mano de los avances en los sistemas de transporte y elevación.
En la actualidad hay muchos motivos para decidirse por una construcción que utiliza un alto porcentaje de procesos industrializados, ventajas que van desde un control más ajustado de los gastos y de los tiempos de ejecución; la posibilidad de poder acceder a elementos producidos en fábricas lejanas –lo cual tiene una múltiple perspectiva, la del empresario que busca costes más baratos en la producción, la del proyectista de un país con una industria local poco desarrollada, etc.–; el asegurar una calidad final superior y también el cumplimiento de normas cada vez más exigentes en todos los apartados de la construcción. Además la construcción industrializada aporta la opción de que las piezas pueden ser desmontadas y reutilizadas, concepto determinante, por ejemplo, en muchas de las obras realizadas para los juegos olímpicos de Londres 2012.
Frente a los primeros pasos en la industrialización, en el momento actual, los recursos tecnológicos posibilitan la variación dentro la producción, no sólo la repetición. En ocasiones estas variaciones se abordan con medios modestos y con ingenio, pero también hay opciones para la sofisticación técnica y para el gusto hacia lo excepcional. Los procesos informáticos que facilitan el control de la forma y su aplicación industrial son recursos hoy muy habituales y que permiten la realización de elementos constructivos que ya no sería fácil llevar a cabo mediante procedimientos manuales.
Un momento brillante en el proceso de industrialización de elementos de construcción fue el del desarrollo de los sistemas de unión de las piezas en obra. Es emocionante ver en la obra de Prouvé, Fuller o Wachsmann la intensidad de su mirada hacia los elementos de conexión entre las distintas piezas fabricadas por la industria, interés heredado por los máximos representantes de la arquitectura High Tech. Hoy esta atención por las piezas de conexión parece desdibujarse ante las posibilidades que ofrecen los pegamentos, morteros... cuando, paradójicamente, serían más fáciles de realizar.
Sea el análisis de la junta o de los elementos, lo cierto es que conviene evolucionar sin dejar de mirar al pasado como fuente repleta de excelentes soluciones y de planteamientos ambiciosos que no siempre han tenido éxito, pero que pueden ser un magnifico punto de partida para desarrollar nuevas soluciones que optimicen el proceso constructivo.
Para profundizar en el tema, Tectónica plantea esta monografía como un estudio de la industrialización en la arquitectura contemporánea. El contenido teórico ha sido desarrollado por los profesores de construcción Enrique Azpilicueta y Ramón Araujo, quienes examinan la evolución de los sistemas constructivos hacia una creciente prefabricación. Las conclusiones de este trabajo se ilustran con el análisis de dos proyectos de especial interés por el grado de fabricación en taller alcanzado: la transformación de una torre de viviendas en París, proyectada por Druot, Lacaton y Vassal, creando una envolvente bioclimática a base de módulos prefabricados que se van apilando en altura; y las viviendas universitarias en el Campus de Sant Cugat de la UPC, de H Arquitectes, construidas mediante superposición de módulos de apartamentos que llegan a obra completamente acabados.
Este número puede analizarse conjuntamente con otras monografías elaboradas anteriormente, especialmente las dedicadas a la junta seca, a las estructuras de madera o de acero y al hormigón prefabricado, que abordan la construcción industrializada desde diferentes ángulos.